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Contra el desprecio de Macron y la gran burguesía, ¡la rebelión se justifica !

¡Transformemos la rabia y el odio en conciencia y organización !

Vivimos un periodo excepcional. Más allá del rechazo a retrasar la edad de jubilación, algo está pasando. Hacía mucho tiempo que la cólera no se expresaba con tanta fuerza y masivamente.
De un día de manifestaciones al siguiente, la movilización se mantiene. En todas partes, hasta en las pequeñas ciudades, de un extremo a otro del país, resistimos. Debemos extender la huelga, desarrollar los bloqueos, participar masivamente en las manifestaciones. La jornada del 28 de marzo debe demostrar que no nos debilitamos.

Macron es ampliamente odiado, desacreditado, no podemos soportar más la arrogancia y el desprecio de la gran burguesía. La idea de que "no, no aguantamos más que nos gobiernen así" se abre paso entre las masas. Uno tiene la impresión de que no hace falta mucho para que todo cambie. Este régimen tiene problemas. Su base política se ha reducido. El gobierno de choque capitalista de Macron juega a la podredumbre y a la represión a toda costa ; los policías, perros guardianes de la burguesía, están desatados y tienen luz verde para desatar su violencia a lo Mad Max, como hemos vuelto a ver en Sainte Soline este fin de semana.

Pero al hacerlo, como con el uso del artículo 49-3, sólo echa más leña al fuego de nuestro odio y determinación. Sí, la revuelta es legítima frente a la violencia total de la burguesía, la violencia de la explotación capitalista, la violencia de la represión policial, la violencia de la destrucción de la naturaleza, la lista sería demasiado larga para enumerarla.

Este furor se expresa en todo el mundo, mientras nos hundimos en la crisis generalizada de la sociedad capitalista. Es el crack financiero que se avecina ; es el riesgo de una guerra mundial, con un enfrentamiento violento entre Estados Unidos y China que parece acercarse ; es la crisis ecológica que se agrava.

La mayoría de los trabajadores esperan (a pesar de la cólera y de las huelgas puntuales sobre la cuestión salarial), la huelga renovable sigue limitada a ciertos sectores. Estamos pagando años de derrotas y la ausencia de un sindicalismo de clase que lleva años de paciente construcción. La "Huelga General" no puede caer del cielo, sobre todo cuando las direcciones sindicales y los políticos nos han engañado durante décadas con reformismo, negociaciones falsas y proyectos de capitalismo con rostro humano. Los bloqueos y las AG están bien, pero no sustituyen el trabajo diario en y con el proletariado, de lo contrario sólo somos activistas aislados de las masas.

Incluso si muchos de nosotros podemos ver que las propuestas de la intersindical (repetidas "jornadas de acción" y manifestaciones discretas) son insuficientes, muy pocos de nosotros asumimos las conclusiones necesarias. En realidad, las direcciones sindicales son todas agentes del orden y del compromiso con la burguesía.

Tenemos que tomarnos el tiempo necesario para discutir lo que queremos y cómo queremos conseguirlo. Queremos quemarlo todo, pero que eso no nos impida pensar. Tenemos que defender un punto de vista de clase, poner al proletariado en el centro : en nuestras reivindicaciones -como el trabajo penoso-, en nuestras formas de hacer las cosas y en nuestro proyecto político. Queda por construir nuestra central. Evidentemente, la centralización democrática de la lucha sobre una base de clase, pero también las herramientas políticas necesarias para la Revolución, en particular un verdadero partido comunista.

La lucha se desarrolla, la conciencia crece, pero la situación no es todavía "prerrevolucionaria" como dicen algunos. Todavía estamos lejos del ambiente de Mayo del 68. Pero a pesar de las carencias de nuestro movimiento, nada está escrito de antemano, la lucha de clases nos reserva muchas sorpresas. Y es en el fragor de la batalla cuando aprendemos a ver las cosas con claridad.

Vamos proletarios, mujeres y hombres, explotados y oprimidos, ¡asaltemos el cielo !

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